Más de sesenta mil millones de dólares ha costado a Cuba el bloqueo de Estados Unidos, según un estudio desarrollado en 1996 por economistas de la isla. Las pérdidas son crecientes, pues aunque el cerco apunta a los sectores comercial, financiero y de inversiones, su efecto es multiplicado sobre otras áreas de la sociedad cubana.
Pagos excesivos por sobreprecios, estadías y fletes son sólo algunos de los acápites incluidos en los daños, cuya cifra de 60 mil millones de dólares es varias veces el Producto Interno Bruto del país. Tal vez, el efecto más visible de esa sucia guerra esté en el sistema de salud cubano, carente desde medicinas hasta insumos hospitalarios.
El bloqueo va dirigido contra el pueblo cubano, no sólo afecta la obtención de medicamentos, sino al hombre en su integridad. Impide al sistema de salud acceder a créditos de bancos norteamericanos, genera una persecución constante de cualquier fármaco que Cuba quiera importar o exportar.
Como política del gobierno cubano, ha estado la protección de la población contra enfermedades infecto-contagiosas y la creación de vacunas para tales fines. La antimeningocóccica-B y la antihepatitis-B, con una efectividad reconocida, son, entre otras, vacunas cubanas afectadas, pues mediante intrigas y presiones funcionarios de Washington tratan de desvirtuar su calidad, así como la otros productos, equipos y avances de la isla.
Numerosas empresas de muchos países no pueden comerciar con
Afectados están también el desarrollo de los trasplantes de órganos y tejidos -recientemente Cuba reinició los de corazón, de un costo millonario-, anestésicos para operar a recién nacidos, insulina destinada a los diabéticos, fármacos para pacientes con insuficiencia renal...
Promulgado el tres de febrero de 1962 por orden del entonces presidente J.F. Kennedy, el bloqueo constituye hoy un entramado de leyes dirigido a subvertir el orden en Cuba. Esa política, calzada y extendida en el tiempo con las leyes Torricelli y Helms-Burton, es una auténtica muestra de terrorismo al perseguir doblegar a un pueblo por hambre y enfermedades, negarle medicinas, alimentos, bloquear y obstaculizar su desenvolvimiento económico, alejar a inversiones, capitales extranjeros, posibilidades de negocios, créditos internacionales.
Sin tomar en cuenta las sucesivas condenas en las Naciones Unidas -la última, en 1998, condenó a Washington por 157 votos a favor, 12 abstenciones y EE.UU e Israel en contra-, Washington suspende fondos a instituciones financieras internacionales vinculadas con la economía cubana, atropella acuerdos del mismísimo Fondo Monetario Internacional, donde, con su derecho al veto, impide el otorgamiento de créditos a la isla. Las leyes Helms-Burton y Torricelli violan la libertad de financiamiento e inversión y el principio de la subordinación de las compañías subsidiarias a las leyes del país en que radican.
Violan, además, acuerdos de
Esa política, que los sesudos de
Esa política, mantenida durante sucesivos gobiernos norteamericanos, republicanos y demócratas, "éticamente inaceptable" como la calificó el Papa Juan Pablo II, no tiene validez legal y mucho menos humana, alcanza el grado de genocidio y hace muy difícil y dura la vida del cubano, más aun hoy, cuando Cuba no cuenta con el apoyo del Campo Socialista. Sin embargo, en la isla no se ha detenido el avance cultural, científico, deportivo, médico, educativo, social...La economía, a pesar de todo crece. Y los hombres y mujeres que viven en este pequeño país siguen adelante. Cuba sigue en pie, y, lo más importante, no se detiene.
Realmente es el comunismo el que tiene arruinada a Cuba?? si claro, no me hagais reir...